Llevo tiempo extrañando a una persona, David DuroTrapero, era habitual en mi blog y en el blog de varios de vosotros, comentaba cada día y de repente..desapareció.
Resulta muy extraño que no dejase una despedida, es una persona educada y cordial. Se notaba su gusto por estos rinconcitos.
Para mi, este lugar, es como la tertulia del café. Los habituales estamos siempre aunque tengamos nuestras rachas. Casi sé quien toma la infusión, quién el té y quien el cortado...alguno o alguna también la copita. Es un espacio pequeño pero ¡Tan familiar! y ¡Tan completo! Que algunos de mis amigos de fuera comienzan a sentir celos cuando hablo de vosotros ( es broma).
Me sorprende comprobar como nos vamos conociendo y coincidiendo o discrepando en nuestros post, pero siempre desde la tolerancia, el respeto y hasta con afecto. Por eso, echo de menos a David, como echaría de menos a cualquiera de vosotros, solo deseo que se encuentre fenomenal y que alguna vez volvamos a saber de él.
Admitir dudas sobre ti, sobre nosotros, será admitir que no creo en mí.
¡Y creo en mi! Porque has arriado velas y amarrado el ancla. Creo en mí, porque viajas en el mismo tren. Creo en mí, porque ni mentiras ni verdades te obligan. Creo en mi, porque una habitación sin mi, no es nada. Creo en mi, porque ríes conmigo, porque hablas conmigo, porque sufres conmigo, porque temes conmigo, porque callas conmigo, porque sientes conmigo, porque sueñas conmigo, porque...¿Con quién mejor que conmigo?
La vida está llena de pequeñas renuncias, pero compensadas con "pedacitos" de momentos dulces que nos permiten parar el tiempo y sentir que podemos ser felices.
Me cuesta mucho hablar de él, no lo hago casi nunca, cito momentos vividos con él, instantes, pero nunca hablo de lo que sentía por mi padre.
Era un alma libre, era diferente, creo que nunca lo conocí realmente. Su forma de vivir y de entender la vida era completamente distinta a como la vivían los padres de mis amigas. El tenía su mundo fuera y la familia en casa, sus cuatro mujeres, las que esperaban su llegada los fines de semana.
Era atractivo, alto, delgado, andaba derecho, muy pocos lucían un traje como lo hacía él, siempre olía bien, se afeitaba dos veces diarias y sus ojos brillaban, jugaban y reían en cuanto comenzaba a hablar. No tenía estudios, pero no necesitó mucho para desenvolverse bien entre la gente. Hacía amigos fácilmente, no se preocupaba de donde venían, no le importaba el status, ni lo que el resto del mundo podía opinar de sus amistades o de él mismo. No lo escuché nunca hablar de nadie ( bueno, ahora recuerdo que había una vecina que caminaba con tacones de madrugada y siempre decía que no estaba bien de la cabeza, pero que no le extrañaba pues su marido igual compartía tacones con ella. Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, podía ser muy malo, pero se equivocaba poco y creo que ese comentario, poco acertado, lo podemos justificar si tenemos en cuenta que llevaba años sin poder dormir tranquilo)
En ocasiones pienso que nunca prestó atención a nada ni a nadie. Sobrevolaba por encima de nuestras vidas, aparecía y desaparecía, pero su presencia siempre estaba. Nunca sabré si realmente alguna vez supo cómo llegué a sentirme, qué me preocupaba, o qué necesitaba en mi vida. Nunca conoceré lo que realmente pensaba de mi, de mis hermanas, de mi madre. ¿Qué significábamos en su mundo ? Nunca hablé con él de mis cosas ni él me habló de las suyas...Creo que éramos dos desconocidos que comíamos en la misma mesa.
Un desconocido al que quería, sí, lo quería. Creo que nunca lo supo, nunca se lo dije ni él me lo dijo a mi.
Nos perdimos mucho los dos. No le conté que temía las noches de invierno cuando no estaba en casa; no le dije que para mí era el padre más guapo de todos; no le di las gracias por darme ese jamón y vinillo cuando me veía mala cara;jamás supo que quería ser la mejor de la clase para que se sintiera orgulloso de mi; ni lo abracé cuando quise hacerlo; ni me besó cuando me veía llorar; ni me preguntó si era feliz; ni le pregunté si lo era él... Sí, perdimos mucho por no saber hablar de sentimientos ni de afectos, por permitir ganar a la razón, por sentir que aún quedaba tiempo.
Hoy es tarde para él y para mí, pero aprendí de los errores y no puedo permitir que alguien que me importa pueda desaparecer de mi vida sin mirar a mis ojos y saber quién soy, qué siento, qué pienso, sin llevarse un beso mío, un abrazote de oso o un " te quiero" para recordar siempre.
¡Se acabó! No más. Después de más de veinte años de trabajo se terminó para nosotras la falsa. Estamos cansadas.
Cansadas de que nos vendan la moto, cansadas de la concentración de turno, de la foto de rigor y de las velitas por víctima. Cansadas de manifiestos, de discursos vacíos y de palmaditas en la espalda. No nos gustan los despachos llenos de mesas que para nada sirven, ni los encuentros en fechas concretas y que celebramos como un ritual para espantar a los malos espíritus, no queremos que algo tan serio como la dignidad de las mujeres sea un juguete en manos de quienes consiguieron ser consejeras, diputadas, directoras....de igualdad, eso sí, gracias al apoyo y la fuerza ejercida por oleadas de mujeres que, en su momento, no dudaron en echarse a la calle y pelear por una sociedad menos machista.
Hoy, 8 de Marzo, no hay nada que celebrar, ni globos que soltar, ni velas que encender, ni discursos que dar, ni fotos en las que posar, Seguimos siendo victimas de segunda clase, el terrorismo de género es un terrorismo menos importante pese a causar víctimas día sí y día también. Las mujeres (y también sus hijos) que mueren suelen ser anónimas, no son miembros reconocidos de ningún partido político, ni grandes empresarios, ni conocidas periodistas...Esas mujeres sólo son importantes para quienes las quieren, por tanto, con cinco minutos de los informativos y unos minutos de silencio...asunto cubierto.
Seguimos estando indefensas y perdiendo derechos cada día. El coste en Centros Municipales, Institutos, Consejerías, Casas de Acogida, psicólogos, abogados, formación policial y sanitaria....No ha dado el fruto deseado, seguimos siendo asesinadas, violadas, maltratadas, ninguneadas, obligadas a parir, sufriendo acoso laboral...Al final terminaremos reconociendo la ineptitud e ineficacia del sistema y pidiendo que dejen de salir en la foto utilizando el dolor y la tragedia de tantas y tantas mujeres. Nos merecemos más.
La ‘Embolia’ tiene una nueva señal: Dicen los médicos que si mandas este correo a diez personas, tienes la oportunidad de salvar una vida. ¿Lo harás? Embolia - Ahora hay una cuarta señal, LA LENGUA.
¡Voy a continuar mandando esto cada vez que lo reciba! Embolia: recuerda las tres primeras letras... H. L. S.
IDENTIFICANDO LA EMBOLIA: Durante una fiesta, una mujer, Juana, se "tropezó" y se cayó. Ella nos aseguró que todo estaba bien y que se había tropezado porque tenía zapatos nuevos (le preguntaron si quería que se llamase a una ambulancia, pero ella dijo que no). Se aseguraron de que todo estaba bien y le trajeron un nuevo plato de comida. Aunque Juana parecía un poquito desorientada, continuó divirtiéndose el resto de la noche. Más tarde esa noche, su esposo llamó diciendo que Juana había sido internada en un hospital porque había sufrido una embolia/derrame cerebral. Unas horas después ella había fallecido. Juana había sufrido una embolia durante la fiesta pero nadie supo reconocer los síntomas. Si alguien hubiera reconocido los síntomas y cómo identificar una embolia, quizás Juana estuviera con nosotros hoy. Algunos no mueren, pero continúan viviendo una vida sin esperanza. Lo importante es hacer algo lo más pronto posible.
Sólo toma minutos leer esto.
Un neurólogo dice que si él puede ver/atender a una víctima de una embolia en menos de 3 horas (TRES HORAS), puede TOTALMENTE invertir/revocar los efectos de una embolia en su totalidad. Dice que el secreto está en reconocer la embolia, diagnosticarla y hacer que el paciente reciba atención médica en menos de 3 horas, lo que a veces es difícil.
CÓMO RECONOCER UNA EMBOLIA¡Gracias a Dios por recordar los "3" pasos, H. L. S. Lean y aprendan!
A veces los síntomas de una embolia son difíciles de identificar. Desafortunadamente, la falta de conciencia de cómo identificar una embolia significa desastre. La víctima de una embolia puede sufrir grave daño en el cerebro mientras la gente que está cerca no consigue reconocer los síntomas de una embolia.
Ahora los médicos dicen que cualquier persona puede reconocer sencillamente una embolia haciendo tres simples preguntas:
H * Pídale a la persona que HABLE y diga una simple oración (Coherentemente). (Por ejemplo: Hoy hace mucho calor)
L * Pídale a la persona que LEVANTE los dos brazos.
S * Pídale a la persona que SONRÍA.
Si la persona tiene dificultad con CUALQUIERA de estas tareas, llame a una ambulancia inmediatamente o llame a un número de emergencia y describa estos síntomas a la enfermera o al médico.
Nueva señal de embolia -------- SAQUE LA LENGUA
Otro signo o señal de embolia es ésta: Pídale a la persona que saque (o que le muestre) la lengua. Si la lengua esta "torcida", si se va a un lado o al otro, eso es también señal de una embolia.
Los cardiólogos dicen que si todos los que reciben este correo lo mandan a 10 personas; pueden apostar que una vida será salvada.
Solté el cuerpo inerte, después de seis horas soportando la agonía, escuchando la respiración ajetreada sobre mi pecho y cerrar sus ojos que me miraban, sin verme, desde hacía tanto tiempo.
Nos rodeaba gente, escuchaba hablar, era un murmullo lejano. Apoyé la espalda sobre el armario y caí al suelo...Seguía escuchando murmullos y noté que me arrastraban...no sé cómo llegué debajo del níspero, ni por qué mi nariz, como desde hacía seis meses, seguía sangrando...
Se acabó, todo había terminado, no más noches en vela, no más alarmas cada tres horas, no mas triturados, no más insulinas, ni más pañales, ni más médicos, ni más pastillas, ni más enemas, ni más dolor, ni más miedo, ni más silencios, ni más lágrimas... Las personas se me acercaban, me besaban, me consolaban, me animaban, me lloraban, me cogían la mano...y mi nariz, seguía sangrando.
Mi hermana lloraba, me miraba y lloraba.
- No llores, no llores más, ya no toca. Mira, ven, acércate ¿Cómo la ves ahora? Está tranquila, no le duele nada, no sufre. Todo está bien, todo está bien. Sólo tenemos que darnos un ducha, salir a la calle y recomenzar sin ella...ya queda lo más fácil.
Y durante casi treinta años intenté y sigo intentando hacer que sea fácil.