De golpe todo fluye a flor de piel: tristeza, pena, desesperación, desencanto, rabia...miedo. Sí, a vuelto el miedo.
Cada día veo como nuestros políticos y representantes aparecen en los medios de comunicación, también entiendo la indiferencia y el malestar que provoca la presencia de éstos entre los ciudadanos de a pie, el cansancio. Observo a mis hijos, a los amigos, hablamos y despotricamos de unos y otros , de la situación económica, de la realidad social, de educación, de sanidad.. hablamos y hablamos...y hablamos o, simplemente, los olvidamos. Hoy me he dado cuenta de que necesitamos un parón ¡¡Stop!! Todo esto es bastante más serio, mucho más importante...no se trata de ideología, tampoco de poder, ni siquiera de unas camas de hospital o de unas becas de universidad, tampoco de servicios sociales o trabajo... ¡No! Se trata de personas, de mujeres, de hombres, de niños, de ancianos...¡¡Se trata de vidas!! ¿Acaso hay algo más importante que una vida?
Quiero que mis hijos no sepan lo que significa mirar con odio o mirar con miedo al vecino, quiero que puedan hablar en libertad, con respeto, pero en libertad. Quiero que una idea o unas creencias religiosas no pongan vallas en el mundo o causen muertes. Quiero PAZ para todos, para cada uno de los habitantes de este planeta llamado Tierra porque nadie, absolutamente nadie, merece vivir una guerra. Por tanto, he llegado a la conclusión (soy una lumbreras) de que son muchos los esfuerzos y recursos desaprovechados o mal encaminados, somos unos locos que olvidamos que solo es cuestión de vivir y dejar vivir a los demás.
Debates, encuentros, mesas, parlamentos, presidencias, consejos, organismos....De qué nos sirven todos ellos si lo más importante no importa... seguimos iniciando guerras y destrozando vidas, nos seguimos olvidando de lo más importante, del ser humano.